60 segundos de coraje

60 segundos de coraje

Aveces, la vida no necesita de grandes planes ni discursos heroicos. A veces, basta con 60 segundos de coraje. Un solo minuto. Lo que tarda un semáforo en cambiar de rojo a verde. Lo que dura una respiración profunda antes de saltar al vacío de lo desconocido.

Ese instante en el que decides enfrentarte a lo que temes. Cuando, por un momento, te olvidas de ti mismo, de tus miedos, y hasta de esa reputación que tanto te ha costado construir. Porque hay oportunidades que no esperan, puertas que solo se abren si te atreves a empujar, aunque tiemble la mano.

El coraje no siempre es ruidoso. A veces es una voz interna, suave pero firme, que susurra “hazlo igual”. Y justo ahí, en ese mínimo espacio entre la duda y la decisión, nace lo extraordinario.

Porque el mundo está lleno de gente competente, pero no de gente atrevida. No es la falta de capacidad lo que limita a tantos, sino la falta de atreverse. Esa escasez de coraje crea una enorme oportunidad para los pocos que se atreven a actuar, incluso cuando tienen miedo.

Debemos actuar con coraje. Y no se necesita nada más. Cuando se confrontan los miedos, se les arranca gran parte del velo que los hace aterradores. Una vez que se baila con lo desconocido, lo desconocido pierde su poder de intimidar.

Y lo más importante: el objetivo de esos 60 segundos de coraje no es solo tomar una decisión valiente… es convertirse, poco a poco, en el tipo de persona que no va a dejar escapar la oportunidad cuando la tenga justo frente a los ojos.

Regresar al blog